Historia de los Kumeyaay

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La existencia de los Kumeyaay se remonta al principio de los tiempos, lo cual se conoce a través de su historia oral y escrita.

Las personas de la Nación Kumeyaay son los habitantes originales de esta región. Extendiéndose desde el río San Luis Rey hasta Baja México y desde el Océano Pacífico hasta el Río Colorado. La Nación Kumeyaay se compone de doce grupos reconocidos a nivel federal dentro de los Estados Unidos y cuatro grupos Kumeyaay al otro lado de la frontera de México. La nación se conforma de una cultura compleja y diversa, con líderes y practicantes espirituales, clanes, familias conectadas con historias orales; historia y filosofía, así como diferentes lenguas y dialectos que han evolucionado y crecido a través de muchos siglos. Desde tiempos históricos, y aún en la actualidad, a los Kumeyaay se les ha identificado como: Diegueños, Indios de la Misión,  Kumiai, lipaay o Tipaay. Todos significan lo mismo; “Mat Tipaay-lipaay” que se traduce como: Gente de la tierra.

Los Kumeyaay viven, trabajan y juegan libremente desde la costa hasta las montañas y el desierto; guiados por las enseñanzas de su historia de la Creación y las tradiciones orales que sus ancestros les pasaron; quienes tenían una alta y muy respetuosa relación con la tierra así como un conocimiento avanzado de las estrellas, solsticios, equinoccios, estaciones del año y vías fluviales. Los Kumeyaay, inteligentemente gestionaron y entendieron la importancia de cuidar la tierra, el agua, la flora y la fauna que juntos forman parte de este intrincado sistema ecológico, que relaciona y sostiene toda la vida en equilibrio y armonía.

La filosofía de los Kumeyaay, basada en la vida en comunidad, fue y sigue siendo el corazón de la Nación. Aunque muchos de los Kumeyaay han sido forzados a abandonar sus tierras ancestrales para vivir en una reservación pequeña o divididas por fronteras y leyes coloniales, la Nación Kumeyaay continúa prosperando y viviendo según la sabiduría transmitida por sus ancestros y ancianos. Esta sabiduría implica cuidar unos de otros a lo largo de toda la vida reconociendo que todos somos iguales y estamos espiritualmente conectados, mucho más allá de lo que las palabras puedan expresar.